El sabor de la memoria histórica


A fuerza de repetirme vuelvo a la carga con los tomates. Y es que para mi es uno de esos productos imprescindibles, que van a entrar en la lista de especies protegidas debido a que cada día que pasa queda en nuestro recuerdo tan solo un poso de su auténtico sabor y textura.
Todos tenemos recuerdos de nuestra infancia de algún extraordinario producto y lo asociamos a alguien, yo por ejemplo, atribuyo la nata de la leche a mi madre, las patatas fritas en rizos a mi abuela, los morros en manteca a mi padre y muchos otros que ya no he vuelto a probar o que al menos ellos no me podrán dar. Ante esto y con el riesgo declarado de que el tomate entra en recesión, quise que mi hija jamás se olvidara del sabor de uno de ellos cogido directamente de la mata.

Si, soy un grandísimo egoísta por querer que mi hija se acuerde de mi cada vez que vea un tomate, y encima lo fotografío, pero mas egoísta soy de quedarme para mi el recuerdo de su cara encendida de luces y colores que sin disimulos me regaló.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,

Y dices que esto es un blog de las cosas del comer !!!, anda ya!, que modesto eres :)

un saludo.

Antonio Lopez dijo...

que bonito :-)