La herencia de la abuela


De la abuela he recibido dos fantásticos legados, ser emprendedor y el libro Tratado Completo de Cocina, publicado en 1.927.
Desde luego el emprendedor nace, no se hace, y estoy agradecido a la abuela de recibir sus genes y luchar como ella lo hizo en plena posguerra, viuda y con tres hijos, aunque a veces tengas grandes dolores de cabeza y noches en blanco, como ella también tuvo.
Respecto al libro es mi gran tesoro, tanto que no pretendo ni encuadernarlo porque no quiero que me lo manoseen y perviertan su esencia, o se limpie los restos de piel que ella dejó en sus hojas. También mantengo su rosa como marca-páginas que aunque ha perdido su olor, a mi aun me huele a ella y me devano los sesos pensando que receta estaría acometiendo, que olor y que sabor tendría para estar tan extasiada, como para que se empezara a quemar el libro y no se diera cuenta.
Quizá el cocinero de hoy ni lo mirase, pero este libro es la base de la cocina que ellos practican. Una cocina sencilla, sin alardes, dando valor al producto y a la cocción pausada de una buena cocina de leña, y con trucos de aquellos tiempos tales como que para gratinar, debían poner unas brasas en la tapa de la cazuela. Especial apartado para todo tipo de conservas y escabeches, pues ya se sabe que el frigorífico en aquellos tiempos era casi un trabalenguas. Tremendo el apartado de repostería, del que no me cabe duda que es el que se practicaba en los conventos. Y acojonante el tratado sobre la matanza, desde los preliminares hasta los diferentes guisos de los embutidos.
No es que dejara mucha herencia la abuela, pero si tengo claro que si alguien ha salido ganando, he sido yo. Un beso, abuela.

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