Una chuche del campo

Algunos de mis amigos me dicen que soy mas de campo que San Isidro y lejos de hacerme daño me vanagloria. Y es que desde que tenía unos días hasta los 30 años he vivido ligado a la dehesa y a la ganadería de una manera directa, por ello solo pienso en trabajar para algún día poder comprar una finca con su ganadería y retirarme a ella, como los toreros, pero en plan modesto claro, ya que por mucho que quiera ahorrar no voy a llegar a 6 millones de euros... por poco pero no llego.
Y del campo y de mi infancia me quedo con un sabor que llegado este tiempo de los primeros calores, ansío con desmesura como es el poleo. No tengo ni idea si es la misma planta que meten en esas bolsitas que venden para hacer bien la digestión, pero si sé que al menos en el sabor no tiene absolutamente nada que ver. Y del poleo me quedo con dos recetas, las sopas con su pan, ajo y pimentón y el gazpacho, que no desmerece ante ninguno de sus compadres.
Para hacer un buen gazpacho de poleo primero hay que ponerse un calzado que no te importe mancharte, ya que esta planta está en las orillas de los arroyos. Una vez recolectados se lavan bien y se extraen otras posible hierbecillas.

A los que nos gusta el poleo cuando lo recolectamos no arrancamos sus raíces sino que cortamos los tallos para que así el año siguiente pueda volver a crecer, hecho éste que muchos no respetan. Para tenerlo durante todo el año hay gente que lo congela, pero a mi descongelado me da grima, otros lo secan, pero pierde sabor y yo que voy de listo lo licuo y me quedo con el juguito congelado.
Una vez licuado pongo a cocer unas patatas y un par de huevos, para una vez cocidos batir las yemas con las patatas, dos ajitos (mi amigo Juan le pone siete u ocho porque dice que es bueno para las lombrices, pero no sabe que es contraproducente con las relaciones personales) y aceite AOVE. Una vez todo bien batido le voy agregando el zumo del poleo y lo "curo" de sal y vinagre al gusto, para finalizar añadiéndole la clara del huevo cocido en trocitos pequeños.

Y te lo tomas cuando te apetece, en la comida, en la cena o entre horas, pero nunca, jamás, con el desayuno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como decirte que no he tomado nunca poleo! Imperdonable supongo. Tu puedes identificarlo, recogerlo cual "boletaire" responsable, tener cuidado de preservarlo y trabajarlo para disfrutar de algo que no tengo la mas minima idea de lo que es, ni aroma, ni sabor o textura. Se puede ser mas ignorante! Yo creo que tu eres San Isidro reencarnado y conoces cosas que otros no. Gracias por compartir tus gazpachos, otros entre los manchegos y los andaluces y quien sabe que mas.
Enric Murio