Aperitivos entraña-bles

Aquí os vengo a contar, cuales son dos de mis aperitivos perfectos que me trabajo en mi lar, ahora que la crisis es cada vez mas acuciante y no me deja entrar en ningún bar. Además, estoy muy hartito de pagar 2 euros por una copa de vino oxidado, cuando la botella cuesta 4,50, coño!
El primero de ellos son los riñones de lechal, de los que ya he hablado, pero sin lugar a dudas como mas me gustan es a la brasa con toda su grasita. Algunos cocineros se me quejan porque les mandamos los riñones cubiertos de grasa y dicen que la pagan a precio de oro, esto no es mas que la ignorancia propia del que o no sabe o del que ve como su cuenta de resultado cae en picado. Los riñones de lechal ya son caros de por si por su escasez y por el coñazo de tener que ir sacándolos de cada cordero, como para ponerse a limpiarlos. Además que no sé que van a hacer con ellos en la cocina.
Para mi cortarlos al medio, colocarlos sobre las brasas y una vez que estén bien churruscaditos, propinarles un majado de ajo,vinagre y pimiento seco, es una manera orgiástica de comerlos.

Con esa grasita “colesterólica” quemadita …

Y mi segundo aperitivo, me gusta por rico, por escaso y por el coñazo de prepararlo. Es el “caviar de sardinas crocante marinado con adobo de matanza” o lo que es lo mismo “güevas de sardinas fritas”. Os aviso que lo probéis antes de que se pongan de moda y luego lo paguéis a precio de oro, pues hay una empresa en Galicia, que está empezando a comercializar estas huevas en latas y ojito que precios, lógicos pero caros.
Para ello, le pedís a vuestro pescadero que no os limpie las sardinas, el os lo agradecerá con algún que otro favor. Ya en casa no disponemos a limpiarlas abriéndolas por la barriga y sacando sus tripitas y escogiendo las huevas. Los escrupulosos pueden realizar esta operación recién levantados, por aquellos de las posibles arcaditas.

Una vez limpias las huevas, se salan y pasan por harina de garbanzo y güevo, y las metemos en el aceite caliente brevemente, tan solo para que coja color el rebozado. Una vez fuera, hacemos una buena mezcla de ajo, pimentón, orégano y unas gotitas de agua, se bate y se vuelca sobre ellas.

Al ser poquitas, se debe haber llegado a un cónclave previo de cuantas se comerá cada uno, pues puede que tan solo pruebes la salsa.

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